Construyendo relaciones familiares sólidas

Los padres desempeñan un papel crucial en la facilitación del aprendizaje y, según el psicólogo del desarrollo   Gordon Neufeld  , pueden crear el contexto en el que se produce el aprendizaje. En Clonlara, creemos que construir relaciones familiares sólidas prepara a los estudiantes para alcanzar su máximo potencial, educativo y más allá. 

Loida Cañizares Doménech  , directora de nuestro Programa de Español , madre que educa en casa y bloguera de   Galletas   y Abrazos  , destaca la necesidad de darles a nuestros hijos lo mejor de nuestro tiempo, y mucho. Compartiendo su experiencia personal, ofrece consejos prácticos para construir relaciones familiares sólidas, incluso cuando la “tiranía de lo urgente” amenaza con distraernos  .

Mi casa está sucia. Sí, ya sé. Todas estáis pensando: “Seguro que no es para tanto. La mía está muchísimo peor. Etc, etc…” Pero creedme, está sucia. Una vista simple no lo parece. Pero he estado de mudanza recientemente, y me llevó unas cuantas sorpresas.

A lo mejor la descripción de mi casa os resulta familiar. Repartidos por distintas partes del suelo, que más o menos consigo mantener limpio, aparecen juguetes de distintas formas y tamaños, libros, lápices de colores, cartulinas… con los que nos vamos tropezando.

Los platos sucios en la pila de la cocina nunca consiguen desaparecer. El cesto de la ropa sucia nunca está vacío y la montaña de ropa para doblar crece mucho más rápido de lo que decrece.

Como decía, alrededor de los muebles, sofás, estantes y demás, el suelo está limpio. Pero por favor, no intentéis moverlos y mirar debajo.

Mi coche transporta una mezcla de juguetes, trocitos de galleta, libros y botellas de agua. Y podría seguir con la nevera, el horno o los estantes que están demasiado altos para establecer contacto visual con ellos, pero creo que habéis captado la idea.

Mi casa es un hogar, no un palacio. Es acogedor, está lo bastante limpio como para mantenernos sanos o para que nuestros amigos vengan a visitarnos, tiene velitas perfumadas y luces cálidas, y huele a vainilla. Es nuestro hogar. Pero no está preparado para una visita real inesperada. La razón es simple: no me paso el día limpiando. Supongo que en opinión de muchos, debería hacerlo, ya que estoy todo el día en casa. Pero no lo hago.

No me interpretéis mal, me encanta el orden y la limpieza. Desde muy pequeña el desorden me creaba ansiedad, necesitaba tener todo perfectamente limpio y ordenado a mi alrededor. Así que cuando llegó nuestra hija nació y tomamos la decisión de que yo me quedase en casa con ella y educarla en el hogar, también tomamos otra decisión: priorizar. Decidimos que nuestra hija sería lo primero y más importante.

Nuestros hijos necesitan lo mejor de nuestro tiempo, y en gran cantidad. A veces cometemos el error de creer que, porque estamos en casa con nuestros hijos, les estamos dedicando el tiempo que necesitamos. Pero no necesariamente es así. Cuando estamos constantemente ocupados con nuestras muchas obligaciones, hasta el punto que nos falta el tiempo y la energía para sentarnos a jugar con nuestros hijos, algo estamos haciendo mal. Cuando al terminar el día nuestra casa está impecable pero nuestros zapatos no están sucios de pasear con nuestros pequeños, algo hemos hecho mal. Si hemos conseguido terminar todas las tareas educativas que habíamos preparado para ese día, pero no nos duele la tripa de tanto reír, algo hemos hecho mal.

Algunas veces, en nuestra preocupación por dar a nuestros hijos lo mejor, por ofrecerles un hogar limpio y acogedor, por encontrar el currículum perfecto, por realizar con ellos todas las actividades que creemos que necesitamos… nos olvidamos de darles lo único que realmente necesitamos: a nosotros.

Como dice el Dr. Gordon Neufeld: “El secreto de ser padres no estriba en lo que un padre o madre hace, sino en lo que ambos padres son para el niño. Cuando un niño busca contacto y cercanía con nosotros, nos convertimos en criadores, confortadores, guías, modelos, maestros o entrenadores. Para un niño bien vinculado con nosotros, somos la base desde donde puede aventurarse al mundo; somos el refugio al cual se puede regresar; su fuente de inspiración.” (Regreso al vínculo).

Todas esas cosas son importantes, pero ninguna de ellas supera la necesidad de que tengan nuestros hijos de estar con nosotros, de vincularse con nosotros, de sentir que no hay nada más importante en el mundo para nosotros que ellos. Y eso solo lo conseguiremos pasando mucho tiempo de calidad juntos.

Mi casa está sucia, es cierto. Hemos renunciado a una casa perfecta. Pero a cambio hemos obtenido mucho más.

Hemos obtenido risas y juegos desde que nos despertamos, antes incluso de salir de la cama; sesiones de abrazos a cualquier hora del día; tardes acurrucadas en el sofá leyendo un libro juntas; largos paseos por el campo observando insectos, recogiendo flores y acariciando caballos; tardes enteras jugando a la pelota en el jardín oa un buen juego de mesa, largas conversaciones en las que me cuenta sus preocupaciones y alegrías, y yo le cuento las mías cuando tenía su edad…

Hemos obtenido un lugar lleno de juegos, risas y abrazos, sin prisa y sin mirar el reloj. Hemos obtenido un lugar lleno de amor y confianza, en el que podemos descansar tranquilos sabiendo que las personas siempre estarán por encima de todo lo demás. Hemos cambiado nuestra casa por un hogar.

Hace tiempo tomamos la decisión de que lo urgente no robaría el tiempo a lo importante. Pero es una decisión que debemos seguir tomando cada día, en cada momento. Cada vez que estoy organizando mis tareas del día, necesito volver a tomar la misma decisión.

Combinar la educación de mi hija con mi trabajo como directora del programa en español de Clonlara no siempre es fácil. Cuando las muchas obligaciones me abruman, y me hacen perder de vista lo importante, estos pequeños trucos me funcionan:

Recordar porqué escogimos este estilo de vida

Recordar porqué hacemos lo que hacemos. Tenemos un pequeño “documento” muy bonito que creamos en familia, que es nuestra “Misión”. Ahí detallamos qué deseamos obtener con esta forma de vivir y de aprender. Hay muchas razones, pero la más importante es, para poder pasar mucho tiempo juntos, y crear recuerdos y conexiones que durarán toda la vida. Leer ese documento a menudo me ayuda a volver a poner el foco en lo realmente importante.

Levántame temprano

En épocas de mucho trabajo me ayuda a levantarme un poco antes de lo habitual. De esta manera tengo un poco de tiempo para mí, para organizar el día y para adelantar parte del trabajo antes de que el día juntos comience.

Planificar el día por adelantado

Utilizo ese tiempo temprano en la mañana para organizar el día. Creo una lista de tareas y las clásicas según su nivel de importancia o urgencia. Utilizo un código de colores para separar las tareas que necesitan ser hechas ese día de aquellas que podrían esperar si no diera tiempo a hacerlas. Me aseguro de que las tareas “imprescindibles” no ocupan todo el día, y de reservar tiempo para los imprevistos que seguro aparecerán.

Incluir a toda la familia en las tareas domésticas

Mientras mi hija era pequeña, trataba de que “ayudase” en todas las tareas posibles. Poníamos música y bailábamos mientras lavábamos los platos o hacíamos las camas. Además de ser un precioso momento en familia, se convertiría en una importante experiencia de aprendizaje. Ahora que es más grande, ella tiene sus propias tareas. Esto le ayuda a desarrollar su responsabilidad, y descarga a sus padres de trabajo, con lo cual tienen más tiempo para ella.

Cultivar nuestra relación

Y el truco que mejor me funciona es tener constantemente en mi mente la frase de Gordon Neufeld: “La relación importante”. Cultivar una relación íntima y de confianza con nuestros hijos es nuestro llamado más elevado y nuestra principal misión. Esa relación es todo lo que necesitan para descubrir quiénes son y encontrar su lugar en el mundo.

No siempre podremos complacerlos. Algunas tareas no pueden esperar. Y es en esos momentos cuando aprenderán la importancia de la responsabilidad, aprenderán a esperar, y de paso desarrollarán su creatividad. Pero nunca, más de lo imprescindible.

Este es su momento. Nuestro momento. Algún día, mi hija estará lista para volar, y se marchará. Entonces volveré a tener tiempo de sobra y mi casa volverá a brillar como el cristal. Pero aún no. Este es su momento, y necesito asegurarme de no lamentar ni un minuto de los que la vida me regale a su lado; mirar atrás y sonreír recordando todas las cosas que hemos hecho juntas, sin tener que lamentar todas las cosas que no hicimos.

Necesito que, después de volar, mi “pequeña” vuelva a casa de vez en cuando para recibir más del amor y la atención que recibió en su hogar. Y cuando eso suceda, dejaré lo que esté haciendo y me sentaré con ella a reír, llorar, jugar y recordar.

¿Cuáles son tus estrategias para construir relaciones familiares sólidas? 

 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *