Viajar, crecer y aprender: Un viaje familiar por el mundo

He tenido la suerte de entrevistar a Julia, una de nuestras familias que viaja por el mundo, pero dejemos que sea ella misma quien se presente.

 ¿Quiénes sois y cómo surgió la idea de viajar por el mundo homeschooling a vuestros hijos?

Bueno, para empezar, nos presentamos. Soy Julia, madre de una juiciosa adolescente de doce años y de un bullicioso niño de diez.

Ya van dos años que somos nómadas. Me explico: tenemos nuestra sede en mi ciudad natal, pero terminamos viajando por el mundo unos ocho o nueve meses al año. 

La idea surgió por esas maravillosas vueltas que da la vida, y que lo dejan a uno en el punto de partida. 

Mi marido es consultor de software, y con la crisis provocada por el coronavirus, y la entrada de la inteligencia artificial compitiendo en algunos campos, nos dio todo un giro tremendo y nos replanteamos nuestro recorrido vital.

Fue entonces cuando a mi marido le ofrecieron una posición que requería de viajes largos y encadenados.

Nosotros, que siempre hemos sido muy inquietos, no nos lo pensamos ni medio segundo. Nos miramos y nos faltó echarnos a reír. Ahí estaba, nuestro billete en el tren de la aventura itinerante, un billete con destino cambiante y fecha flexible. Una lotería de lugares donde siempre teníamos bola ganadora.

Y después vinieron los trámites, arduos, pesados, interminables… Pero con el alma llena de ilusión fuimos haciendo los pasos administrativos tediosamente necesarios para hacer viable la posibilidad de la escolarización en casa por parte de la Conserjería de Educación de nuestra localidad. Y después de varios meses de escritos y reclamaciones… Por fin sellamos nuestro primer destino: México. 

¿Cómo os organizáis para hacer homeschooling mientras viajáis? ¿Tenéis un plan de estudios específico o se adaptan a cada lugar que visitan?

Pues mira, ciertamente tenemos suerte. Yo no trabajaba de manera remunerada en el momento en que decidimos aceptar este desafío; lo que nos dio la libertad de no depender de horarios compartidos ni tener que hacer malabares para compaginar estudios de los niños y trabajo.

Al comenzar el primer año fue un quebradero de cabeza. Nuestra situación tiene una particularidad: la temporalidad. 

Ante la necesidad de tener que volver a España, dado que el contrato de trabajo con viajes de mi marido es durante cuatro años, yo sabía que mis hijos iban a tener que volver en algún momento a la enseñanza presencial reglada. Por esta razón quería continuar un proceso educativo parecido al de la escolarización presencial (con exámenes y libros); a la vez que adaptado a experiencias del worldschooling, dado que la mayor fuente de aprendizaje la tenemos siempre en nuestro entorno cambiante (una lengua nueva cada mes, comidas de todo el mundo, costumbres muy diferentes, educaciones variadas, distintas religiones…)

Fue difícil dar con la escuela que cumpliera con mis expectativas y que dejara la suficiente libertad como para escoger el currículo o el método de enseñanza. Hasta que un día di con Clonlara. 

Aún recuerdo cuando les pedí información en aquel primer correo y esperaba la respuesta esperanzada, con los dedos cruzados, rezándole a los dioses de todas las religiones habidas y por haber…

Al final, gracias a ellos, conseguimos lo que quisimos: una asesora educativa que nos guía dentro del propio Clonlara, unos libros que son los oficiales del sistema educativo de mi país, y un método adaptado por mí a medio camino entre la enseñanza tradicional y toda la inmensa educación que NO se enseña en la escuela, y que está, miremos dónde miremos, alrededor nuestro…

El primer curso escolar fue prácticamente como una prueba. Haríamos el primer año con Clonlara y después valoraríamos. Pero lo cierto es que, desde el primer momento, la libertad proporcionada por Clonlara, la calidez y familiaridad de sus trabajadoras, la amabilidad y humanidad de las comunicaciones… Todo este conjunto de cualidades que posee Clonlara, nos ha hecho repetir. 

Se unen los consejos y las ideas que Cristina, la asesora de Clonlara nos da a demanda, y el saber hacer de todas las personas con las que esporádicamente tenemos contacto.

Y sinceramente espero seguir con ellos hasta que esta aventura llegue a su fecha de expiración…

¿Cuáles son los mayores desafíos que habéis enfrentado como familia homeschooler viajera?

Para ser sincera hay momentos difíciles para todos, no todo iba a ser un camino de rosas. 

Las dificultades más habituales son las complicaciones que generan las conexiones a internet cambiando de país cada mes. Esto limita los recursos online más de lo que quisiéramos. Por ejemplo, en Francia, nos alojamos durante un mes en una granja. El clima oceánico con sus tormentas, sumado a lo recluido de la zona, hacía que, en determinados momentos, no pudiéramos recurrir a las fuentes de aprendizaje que nos había facilitado nuestra asesora en Clonlara, dado que internet se caía debido a la fortaleza de los vientos. 

Menos mal que Clonlara es, más que una escuela, una gran familia, y siempre tienen opciones y paciencia para quien la necesite.

Por nombrar otro reto, mi hija de doce años echa de vez en cuando de menos a sus amigas. Aunque es consciente de la suerte que tiene de vivir de la manera en que está viviendo; y mantiene el contacto con ellas a través de mensajes y llamadas regulares. 

¿Y las mayores satisfacciones?

Para mí, lo mejor es disfrutar los cuatro, en familia. 

Me considero la madre más afortunada del mundo, porque no solo educo a mis hijos en maneras, amplitud de miras y recursos para la vida; también tengo la oportunidad de verlos aprender, de escucharlos emocionarse con el aprendizaje de algo que les interesa muchísimo, de pasarles el legado de mis conocimientos, siempre más amplios que lo acotado que se transmite en los libros de texto.

Pero sin duda el mejor momento es cuando me dicen la frase: – Mamá, contigo aprendemos mucho más que en la escuela.

Se me saltan las lágrimas, literalmente.

Para mí, lo mejor es disfrutar los cuatro, en familia.

Además, el estar viajando hace que los niños se empapen de experiencias que no vivirían de ninguna otra manera. Mis hijos ya reconocen los dibujos mexicas, la comida yucateca, el olor de las Medinas de Marruecos, el sonido de los erizos en la noche en la campiña francesa, la historia de las fortificaciones y de las capillas de huesos de Portugal, los comienzos del sombrero borsalino en Italia… Y tantas miles de cosas, que el vocabulario y la capacidad de expresión se me quedan cortas para tratar de transmitirlas.

¿Qué consejos le daríais a otras familias que estén pensando en hacer algo similar?

Que adelante. Pero adelante con todas las letras en mayúscula y negrita. 

Que en la vida no hay momentos perfectos para hacer ninguna cosa. 

Que uno se lanza de cabeza a lo que quiere con lo que tiene, y por el camino ya se irá enriqueciendo la situación para hacerla más ideal.

Que lo que os espera en el mundo no se puede encontrar en las dos calles que uno habita en su ciudad, ni en los libros que uno lee.

¿Cuáles son vuestros próximos destinos?

Pues mira, ahora mismo estamos en el norte de Italia. En breve nos toca Francia por la parte que pega a Luxemburgo, más tarde iremos a Suecia, a la costa oeste del país, y por último en esta ruta nos toca Alemania, pegando a la República Checa.

Luego nos dejan descansar un mesecito o dos en casa, y después hacemos las maletas para Georgia, Turquía y Grecia… Lo que acontezca en el 2025 es todavía un misterio…

¿Cómo se adaptan vuestros hijos a los cambios constantes de entorno y cultura?

Jajajajajaja, créeme cuando te digo que los niños siempre se adaptan mejor que cualquier adulto. 

Para un niño, su pilar principal son sus padres. Mientras esté con ellos y sean tratados como un igual; ni el sitio, ni la lengua, ni la cultura les importa mucho…

La verdad es que somos muy afortunados. Ellos disfrutan de los viajes tanto o más que nosotros. Únicamente echan de menos ir al cine en español o inglés. Eso sí es más difícil de conseguir. Netflix y demás plataformas han rellenado ese hueco que irremediablemente se crea cuando la lengua que te rodea es absolutamente incomprensible, pero, hay ocasiones, en que hasta pagarían de su propio bolsillo con tal de ir al cine de verdad, en un idioma que entendieran.

Culturalmente estamos viviendo un lujo. Cuando nos enviaron a Marruecos nos pilló todo el Ramadán. No es una experiencia fácil, pero es extremadamente enriquecedora. 

Mi hijo fue, el que un día, me dijo reflexivo: – Mamá, es curioso que la mayoría de las mujeres no hagan las mismas cosas que hacen los hombres, y que muchas no salgan a la calle nada más que en la mañana temprano al mercado y ya casi no las ves en todo el día. Y la vecina nunca sale de la cocina. Y a su hija no le dejan más que ir a la escuela, y ya no puede jugar abajo como sus hermanos.

El contenido y la madurez que encierra esa frase es fruto de la observación de un niño de diez años, contrastando con otros sitios del mundo donde hemos vivido; sin influencia nuestra, dado que siempre intentamos dejarlos que saquen sus propias conclusiones mediante la observación. No queremos ser fuente de prejuicios, bastantes prejuicios mete la sociedad por sí misma en la cabeza virgen de alguien que lo tiene todo que aprender, como para añadir nosotros más ruido. 

Esas enseñanzas no se pagan con ninguna cantidad en ninguna moneda del mundo. 

¿Cómo mantienen el contacto con amigos y familiares mientras viajan?

Como he comentado antes, las nuevas tecnologías realmente ayudan en este ámbito.

Hay momentos difíciles, nadie quiere perderse el cumpleaños de su madre, ni el día del padre sin poder dar un abrazo a quién lo merece. Pero al final las cosas caen por su propio peso y en tu vida se queda quién te merece la pena. Tu familia siempre va a estar al otro lado de la pantalla, y los amigos que demostraron que el tiempo y la distancia no son un problema, seguirán demostrándolo. 

Si hay un adolescente en la familia, seguramente necesitará más dosis de escucharlo sin ser juzgado, sin opiniones, sin consejos. Sólo ser escuchado. 

Al menos es mi manera de suplantar un poco su necesidad de expresarse cuando no ha tenido modo de hacerlo con las amigas durante un tiempo. 

En nuestro caso funciona, pero cada familia tiene necesidades diferentes. Animo a todas las familias a descubrir las suyas, porque viajen o no viajen, la relación que se fundamenta en la confianza y en el poder hablar libremente, deja huella. 

¿Qué recursos utilizáis para planificar los viajes y encontrar alojamiento?

En nuestro caso echamos mano de plataformas como Booking o Airbnb. 

En nuestros comienzos nos planteamos comprar una caravana amplia, pero el tamaño de la misma no es viable para poder alcanzar los valiosos rincones de cada país conduciendo tamaño mastodonte. Además necesitamos espacio para la escuela en casa, y mi marido visita clientes; pero muchos días también teletrabaja; con lo que requiere de un espacio aislado donde poder concentrarse.

Así que nos vamos alojando en casas baratas en entornos poco demandados en cada país. Y por cierto, hemos descubierto las ventajas de esta forma de viaje: conectar con la naturaleza, el contacto con los locales es mucho mayor en las zonas apartadas que en las grandes ciudades, gastronomía no turística a precios muy asequibles… En fin, grandes ventajas, en definitiva. 

¿Qué actividades realizáis con Minerva y Adrián en cada lugar que visitan?

La verdad es que tenemos una debilidad: nosotros somos mucho de museos. Y además nos tomamos nuestro tiempo. Pasamos horas en cada museo, nos gusta comentar, mirar, tocar todo lo que se pueda tocar…

Muchas veces estas visitas dan lugar a trabajo posterior tipo redacciones, investigaciones del origen de algo que hemos visto, profundizar sobre el tema del museo o de alguna exposición temporal que les ha removido algo por dentro… Generalmente los niños tienen tanta curiosidad, que son ellos los que eligen las actividades posteriores. 

Igual pasa con los seres vivos del entorno. Integramos cualquier tipo de enseñanza que la naturaleza nos brinda: cuando vemos un insecto nuevo, un árbol raro, una especie que no hemos visto antes… No perdemos la oportunidad de meternos a internet e indagar sobre ello. 

Una cosa de la que estoy particularmente orgullosa es que acabamos viendo tantos museos, tantos rincones de los alrededores y tanta investigación histórica, que abandonamos el destino teniendo un conocimiento bastante amplio de la región en la que se encuentra nuestro alojamiento. Es gratificante. Me parece extremadamente interesante conocer con profundidad nuestro pasado común con Portugal; o darse cuenta de las conexiones entre el idioma italiano y el francés a fuerza de oírlos hablar, o montar a caballo en un itinerario de charreada mexicana y acabar hablando con uno de los trabajadores de las diferencias de vestimenta entre los charros y los mariachis.

Una de mis anécdotas preferidas en este sentido fue la charla que tuvimos en Perú con una profesora de colegio que hacía de camarera en un Bed and Breakfast en el desierto de Huacachina. La mujer no pudo resistirse a preguntarnos mientras nos servía unos zumos de guayaba. Estaba muy interesada en saber si en España y Europa dejaban a las personas, y concretamente los niños, identificarse con el sexo opuesto si sentían que estaban encerrados en un cuerpo que no les correspondía. 

La muchacha estaba indignada porque en Perú aún les queda mucho camino por recorrer en ese ámbito… Tuvimos una preciosa conversación. 

Al terminar, lo que mis hijos aprendieron de las diferencias culturales por el mero hecho de haber escuchado a esa mujer luchadora, fue algo que nunca se habían planteado.

Al final los conocimientos transversales son los que más se desarrollan con esta forma de aprendizaje. Lo que se puede aprender encerrado entre cuatro paredes en una institución oficial está extremadamente limitado. 

En cuanto al aprendizaje de lenguas, aparte de seguir el currículo y los libros aprobados por el Ministerio, mi marido estableció con mis hijos unos retos en la aplicación de “duolingo” en los que compiten por aprender más palabras en el idioma del país donde nos encontremos en ese momento. 

Es bastante gracioso verlos picarse entre ellos.

Al final los conocimientos transversales son los que más se desarrollan con esta forma de aprendizaje.

¿Qué consejos le daríais a otras familias homeschoolers para que puedan viajar por el mundo con sus hijos?

Que se lancen a la piscina. Que no lo duden.

Si ya eres del tipo de persona que se lo ha planteado, vas a encontrar innumerables ventajas que van a sobrepasar con creces las escasas desventajas.

Ahora, esto no es para cualquiera. Los niños necesitan atención, y su única compañía durante algunas temporadas puede que sean los padres. El tiempo de soledad o los proyectos personales deben quedar en segundo plano.

Sin embargo, también se pueden empezar proyectos en conjunto. 

Nosotros, como familia, hemos comenzado un blog en el que contamos vivencias, compartimos pensamientos y damos a conocer los lugares que visitamos

El nombre tiene anécdota: es el apodo que me puso mi abuelo cuando tenía alrededor de unos cuatro años. Desde entonces lo uso para todos los tipos de escritos que hago, cuando no quiero que quede mi verdadero nombre reflejado: en artículos de periódico, en concursos de escritura o en el blog. 

Este proyecto nació hace unos meses, de la idea de dejar ver que, de que se puede, se puede. Yo escribo, mis hijos escriben y mi marido escribe y maqueta. 

Ellos tienen escritos donde comentan los viajes en general, o alguna visita en particular, por ejemplo: los dos quedaron muy impresionados al visitar el Duomo de Milán y decidieron escribir sobre ello, o lo bien que se lo pasaron en México.

Tenemos también el blog en las redes sociales, con las que mis hijos están empezando a aprender a maquetar y ornamentar los videos. Tenemos la esperanza de que sean ellos los que se encarguen de esta sección en un futuro.

Y por último, quiero agradecer de nuevo a Clonlara por darme esta oportunidad única para expresarme y para dar a conocer otra forma distinta de vida.

El tiempo de que disponemos en esta tierra es corto, y no está asegurado. Atrévanse a NO malgastarlo. 

 

Gracias por compartir con nosotros tu experiencia Julia. Ha sido un placer.

Para quienes quieran saber más las andanzas de esta familia podéis seguirles en Instagram, Facebook, Tiktok o YouTube, y si tienes alguna pregunta sobre el worldschooling o en cómo podemos acompañarte en esta aventura, déjanosla en los comentarios.

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